Tres galletas de chocolate y un clip enorme, capaz de adjuntar decenas de carpetas, cuya brutalidad me intimida pero despierta en mi ese lado salvaje que me indica la hora de dejar de ignorar estas garras de animal, negras, de obsidiana, y aullar, y perseguir, y morder. Y permitir que mi cuerpo se expanda, se ponga agreste, desnudo y fuerte a la par que mengua mi estado conciente y crece una especia de cólera alegre y gozosa, la certeza de que soy yo pero tambien soy otro.
domingo, 27 de abril de 2008
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