Estos callejones de esta catedral inacabada. Su dios vendrá a terminarla personalmente con todo el conocimiento de los albañiles antiguos. Será su propio apocalipsis al que nadie asistirá. El martilleo solitario.
Yo estaré ocupado ese día, vegetando en mi casa ¿que otra cosa sino? y además tratando de hacer milagros: haciendo crecer y madurar frutas en mis brazos alzados, o encendiendo y apagando las hornillas de las cocinas de todo el barrio con la mente.
martes, 31 de mayo de 2011
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