Me hubiera gustado decirle que las razones por las que ella había caido hasta esa condición, por muy culpa suya que haya sido, no son las mismas razones que la hacen permanecer en el hoyo, pero ¿para que atormentarla? Hago mejor en abrazarla, aunque sea un vez, cuando me lo pide de corazón.
martes, 16 de septiembre de 2008
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