"Y vos ¿porque te matarías?" decia en su letra pequeña y escrita con exceso de ganchos. Su banco quedó solo junto a mi en el bar. Habia dejado el papel debajo del vaso de tequila vacío, lo cruzaba un arco húmedo que corria la tinta. Yo me dije "otro igual". No esperé a que regresara del baño y me fui. Me escurrí a un lado de la gente que bailaba setentera por moda y que en lo que menos pensaba era en querer morirse.
Afuera la noche me recibió como en la matriz de un murciélago hembra.
Huato.
miércoles, 28 de noviembre de 2007
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2 comentarios:
Vas a ser el dos veces nacido, Tzi. (Platón lo era tres). Yo no se cuantas llevo. Todos, creo. No es tan anormal. El milagro es la encarnación, Tzi. La muerte no está en nada sin ese ingrediente.
A veces la muerte es un queiquito de chocolate.
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