miércoles, 29 de agosto de 2007

Cuando estaba desempleado y sentía una gran culpabilidad por ponerme a escribir en lugar de ir a entrevistas o simplemente hojear los clasificados, ví por cable una película que no olvido.
En sí era de lo más trivial, de lo más olvidable aunque era buena. Era policíaca con todas las de la ley y se ambientaba en el mundo de las editoriales y de los escritores.
Sucedió que al escritor debutante lo asesinaron y plagiaron su obra. Su editora, como buena amiga y como mejor investigadora, se da a la tarea de indagar en los hechos guiada por esa sospecha etérea, inasible que guía siempre a los detectives.
Si: resuelve el crimen, encuentra y atrapa culpable, cómplices y móvil. Bien. Así no la hubiera recordado.
Pero la última escena... la última escena: luego de todo el tumulto y ya en calma está la editora en la cocina de su casa leyendo el libro del escritor fallecido. Llega a un párrafo y levanta la vista sin mirar nada y se quita los anteojos. Piensa en lo que quiso decir su amigo y quizá le agrada que lo halla dicho tan bien. El escritor joven, entra por la puerta vidriera, la saluda y con una sonrisa le pregunta:

-¿Que debe escribir un escritor, Sra .... ?
-Cosas importantes- le contesta ella sin dudar.
-Importantes... ¿para quién?
-Para él mismo- contesta ella con la igual resolución.Y su amigo, sonriente, sale por la misma puerta que había entrado y sin mover las campanitas colgadas. Desaparece.

Muchas veces he recordado esto y me figuraba que lo oponía a muchas cosas: tendencias, modas, sermones, clichés. De lo que me doy cuenta ahora es de que quizá deba oponerlo a algo más difícil de vencer, a algo que había estado oculto hasta este momento y que era mi principal estorbo: yo mismo.

lunes, 27 de agosto de 2007

sábado, 25 de agosto de 2007

Primero fue el huevo

Yo sabia que era muy probable que pasara. No es que me esté quejando, pero ¡que incomodidad! Entonces ¿que pasa? ¿Lo ignoro? ¿me resigno a sufrirlo?
Claro, todo lo anterior lo tengo que hacer, de todos modos el error ya se cometió.

Eso es.

Lo que trato de hacer es disociar ciertas causas de sus respectivas consecuencias. Como se ve es una tarea tonta, sin sentido, casi necia. Terca. Espíritu de contradicción. Rebeldía poética.

Pero visto desde cierto ángulo me siento como una especie de héroe trágico, o por lo menos condenado a un penitencia desproporcional a la falta o ingrata al noble móvil.

Cientos de miles: yo conozco el juego de palabras y las falacias de todas sus fábulas y moralinas. Yo se que un instante de mi libertad equivale a muchos de sus domingos de confort. A mi no me asustan ni me domestican con sus historias de viejas. Me daré el lujo de mirarla a los ojos, cuando venga por mi y no seré el primero ni el último que os desafíe y triunfe.

sábado, 18 de agosto de 2007

Apolo, el sueño, Dionisio, el que durmió

Esta canción debería de ser escuchada solo desde dentro de un sueño profundo. Paga tu pase de sueño o embriaguez y escucharás sin necesidad de tus sentidos.

martes, 14 de agosto de 2007

La descubrí igual pero me pareció distinta. Eso se lo debo a mi malísima memoria. Había olvidado su voz. Su mirada estaba amable. Llevaba un collar grueso celeste de cuentas circulares y al bajar del bus ya se había quitado la chaqueta y se había quedado en su blusa blanca de mangas largas.
Es delgadísima esta mujer. Eran las ocho de la noche. La miré cruzar la calle, la miré detenerse en la línea blanca mientras pasaban los autos. Yo no me apresuraba, sabía que en la parada de autobuses la alcanzaría y entonces hablaríamos un rato.
Le tengo reservado un cuento a esta chera. La conocí en el bus que nos trae a Santa Ana. Ella siempre venía en el último bus, yo lo abordaba en la Ceiba de Guadalupe. Un día nos hablamos, nos caímos bien y como solíamos encontrárnos pues nos hicimos amigos.
Regresábamos tarde de la capital. Lo que tengo que decir es que compartíamos esa emoción, ese temor de viajar tan de noche. Con desconocidos y con el riesgo de que el bus tuviera algún desperfecto mecánico y se quedara varado en la carretera. Pasa y ya me ha pasado.
Creo que ella se sentía protegida con mi presencia. Le dejaba el lado de la ventana y a veces ella se dormía. En uno de esos viajes entendí por fin una frase en inglés cuyo significado no literal había estado buscando hace mucho tiempo. Ella es maestra de inglés pero no ejerce como docente. Es que la vida da vueltas y uno nunca sabe lo que le dará.

lunes, 13 de agosto de 2007

El hombre del traje gris II

Sería yo, pero me cambiaron el uniforme a azul. Por lo menos eso me sustrae de esta alusión. Me quedo en casa, me quedaré en casa y me quedé en casa porque laberinto. O porque espiral. O porque piedra.
¿Ya ves, capitán Fulano? No hay comprobación lógica para esas cosas.

domingo, 12 de agosto de 2007

┴ÑSÒ

Cierro el grifo. Dejo la taza boca abajo. El sonido del agua contra el metal del lavabo sonaba como una percusión hostil. Ahora la miro escurrise, la miro irse por el caño. Justo como mi entusiasmo.

Quizá la esencia de la vida sea la soledad. Mientras la madurez se me va extendiendo por la piel me doy cuenta de eso. Cada vez estoy más convencido. Es un efecto doble: el mundo se te hace pequeño y te vas quedando como en un lugar amplio y vacío donde solo estás vos. ¿Cómo puede ser?
Yo sé como terminaré. Recuerdo mi muerte. Me fue revelada a corta edad.

Pero el asunto es lo que pasa antes de la muerte, es decir, esta peligrosa broma que nos están jugando.

Siento una opresión desde las paredes de mi cráneo que mañana de seguro será un dolor de cabeza. Son las 12:11 a.m. del día lunes. Empiezo. Pero me dejo ir. La verdad no hay otra cosa que hacer sino dejarse llevar por todo. Es lo lógico.
Aunque a veces decidís cambiar. Probar otra cosa. Girar el timón como una rueda de la fortuna y recoger pronto los frutos o la promesa de fruto resultado de tu desición.
Me parece absurdo no poder velar y luego darle la espalda al amanecer. Porque viene el sentido común, como una efermedad a rasparme la conciencia. A aruñármela.
Todo terminará cuando halla cerrado los ojos y sienta entumecido mi cuerpo: una caverna amplia donde se apaga mi yo.

jueves, 9 de agosto de 2007

Que extraño, de plano, escribir otra vez aquí. Parece que soy de esos que olvidan pronto. Algo así como si me memoria fuera una cuchara y el mundo una gran pila totalmente llena. La verdad es que he andado disipado, olvidado, pendiente de otras cosas que en el fondo no merecen la pena pero que te esfuerzas por conseguir aunque sabes que no las quieres, pero hay que tenerlas.
Mmm, aburrido, aburrimiento. Todos los óxidos y las modorras aplastándote contra el suelo.
Y lo peor es que no hay nada que hacer, no hay movimiento defensivo, solo dejarlo pasar. ¿Y si tuviera el don de matar con el pensamiento? ¿Y si tuviera el don de no poder detener mi risa?


Puta, que aburrimiento.

domingo, 5 de agosto de 2007

Fanático

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jueves, 2 de agosto de 2007

8:06 p.m.

Vanesa Paradis. Leche con un poco de chocolate. Algunas teclas (r,a,d,s,c,h...etc) recibiendo una porción de huella digital impresa en grasa de medallones de pollo.
Las calles me esperan. Y si es el último día en la tierra ¿importa?

Mañana amanecerá

¿Mañana amanecerá?

Espero que alguien vea salir el sol y algo se mueva en su interior. Algo.

 
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