viernes, 22 de julio de 2011

Amén no tiene amigas pero eso no es evidente. Se mezcla, se integra silenciosamente a cualquier grupo de chicas y hasta participa. Va con la corriente, hace bulla, se ríe y opina ruidosa y brevemente. Hace su parte en el grupo ocasional. Ese grupo se deshace al final del día, o del rato, o cuando la profesora les llama la atención. Después, al final del día, dije, ella se va sola para su casa. Camina sola. E ignora este hecho porque el mundo es tan exhuberante a su alrededor, ella misma tiene emociones tan extrañas que no le permiten fijarse en su aislamiento. Por ejemplo, las nubes, al aire circulante, los sabores, las paredes altas del campanario.

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