sábado, 7 de julio de 2007

Melindres

Odio la luz. Hace como dos semanas ocurrió el día más largo del año, la noticia salió en un periódico. A mi, la verdad, me fastidia ver que amanece tan temprano y sobre todo tan pronto. Aclara a un ritmo agresivo, de desgarre de cortina, de voyerista. Es angustioso y me estresa.
El otro extremo de esta longitud desmesurada del día me tiene casi sin cuidado. Me vale.
Me desagrada este calor, esta luz que te hace doler los ojos, estos ruidos parásitos del día.
Soy un vampiro, soy un pez ciego, un topo. Un revólver con su único ojo siempre en tinieblas.
Me gusta la oscuridad, la noche, es mi elemento natural, mi caldo de cultivo, mi útero.
Odio la luz.

2 comentarios:

SANABRIA dijo...

Hijos de la noche, amantes de la luna, mientras todos duermen y construyen sueños en sus inconcientes... yo al pie de la ventana me encuentro buscando una forma de plasmar mis pensamientos... fumando un cigarrillo observando la noche...

gatos dijo...

Parece que cuando cae la noche uno apenas va despertando. La luz del día es demasiado dogmática, la gente de la luz del día vive una vida de lugar común.

Saludos

 
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