martes, 20 de octubre de 2009

Todo lo perdido y lo no vivido ya no vale la pena recuperarlo ni vivirlo
Es mejor quedarsele viendo, a través de la ventana de la coaster, a ese árbol que luce tan fuera de lugar en la vía pública y no tratar de entender nada porque simplemente la explicación sería desagradable. Dostoievski, si lo vieras en la calle, alto, tisico, huesudo, lo único que te llamaría la atención sería la enorme cabeza, el cráneo quedando al descubierto por esas entradas obscenas de la calvicie ¿que le dirías? cabrón, probablemente. Cabrón.

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